24 de Diciembre del 2025

Análisis de Once Upon A Katamari - PC

Un juego llevadero, rápido y entretenido que destaca por lo absurdo de su estilo visual, pero que exige precisión y dominio de los controles.

Nunca había jugado a ningún título de la saga Katamari, así que entré en territorio completamente desconocido. Desde el menú inicial y ya en el primer nivel, el juego me recibe con colores estridentes y una historia tan simple como desopilante: el Rey del Cosmos destruyó el mundo y es nuestro trabajo viajar por distintas eras de la civilización para reordenar el caos, rodando una pelota pegajosa de objetos llamada Katamari.

La mecánica central de ir recolectando objetos para formar una bola cada vez más grande se siente fresca incluso hoy, y se diferencia claramente del esquema habitual de muchos juegos actuales. Cada nivel presenta mapas bien diseñados, aunque algo contenidos en tamaño, con obstáculos y enemigos que agregan pequeños escalones de dificultad para que la experiencia no se vuelva automática.

A esto se suman una variedad de power-ups que ayudan a alcanzar la calificación "S" y a resolver situaciones complejas sin caer en la frustración. El imán, que atrae objetos cercanos, resulta especialmente útil, mientras que el impulso con misiles aporta un componente caótico y divertido, con resultados a veces impredecibles.

El principal punto débil del juego está en el control del Katamari. Si bien los power-ups alivian bastante la experiencia, el diseño invita a que la primera aproximación sea sin ellos. Ahí es donde aparecen las complicaciones: los giros laterales y los movimientos en reversa pueden sentirse imprecisos, sobre todo cuando la cámara no acompaña del todo. En secciones angostas, como puentes de madera o pasillos estrechos, esto puede provocar caídas innecesarias que consumen tiempo valioso y afectan directamente la puntuación final.

Aspectos técnicos

El apartado visual no busca deslumbrar a nivel técnico, sino que se sostiene sobre modelos simples, una paleta saturada y una estética absurda que resalta la personalidad por sobre el realismo.

La música acompaña muy bien el ritmo del juego, con composiciones pegadizas que refuerzan el tono extravagante de la experiencia. También se incluye la opción de utilizar el soundtrack de las entregas originales.

Conclusiones

Once Upon a Katamari es una propuesta sólida que se apoya en una idea simple, pero con su propia vuelta de rosca. No intenta reinventar la fórmula, sino expandirla con nuevos escenarios, modos y opciones que suman variedad sin perder la esencia. Es un juego ideal para sesiones cortas, con un balance interesante entre adicción y exigencia técnica, aunque con un sistema de control que puede generar frustración en momentos puntuales. Una experiencia distinta dentro del panorama actual, que premia la paciencia, la precisión y la capacidad de adaptarse al caos.

Lo mejor

· Mecánica original y atemporal, fácil de entender y difícil de dominar.

· Diseño visual y sonoro con identidad propia y mucho carácter.

· Variedad de niveles, power-ups y modos que aportan rejugabilidad.

Lo peor

· Controles y cámara inconsistentes en situaciones de precisión.

· Tamaño reducido de algunos mapas limita la exploración.

· Curva de aprendizaje algo áspera sin la ayuda de los power-ups.

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